Estos fueron algunos de los resultados alcanzados por ATAMOSTEC en el Desierto de Atacama y que fueron presentados en un workshop internacional online, que contó con más de 1.000 asistentes conectados, en un módulo que fue desarrollado gracias a los partners internacionales, CEA-INES e ISC-Konstanz.

Fuente: Revista Electricidad

Los principales resultados de la investigación en la tecnología de los paneles bifaciales instalados en el Desierto de Atacama, mostró el Programa Tecnológico ATAMOSTEC en el workshop internacional “Bifipv2020”, donde se destacó la ganancia de eficiencia de estos módulos hechos en Chile, los cuales alcanzaron entre 8,7% y 14% en estructuras fijas y entre 7,2% y 11,4% en estructuras de seguidor solar, mientras que la ganancia del trackeador fue entre 25% y 30%, totalizando un 44% de mayor producción.

Elías Urrejola, director tecnológico (CTO) de Atamostec, presentó la experiencia de esta iniciativa en el encuentro, donde hubo más de 1.000 inscritos, señalando que estos resultados son claves en el mejoramiento de estas tecnologías, pues agregó que uno de los principales desafíos para los actores fotovoltaicos “es aumentar la confiabilidad y durabilidad de los módulos fotovoltaicos, más allá de los 25 años de garantía que suelen ofrecer los fabricantes, al tiempo que se adapta el proceso de fabricación para que coincida con una gama más amplia de climas (templado, desierto, tropical, polar)”.

A su juicio, los materiales y arquitecturas utilizados para fabricar módulos fotovoltaicos, así como los métodos de caracterización y evaluación, “deben ser mejorados y adaptados para climas extremos como las condiciones del desierto. Por lo tanto, el desarrollo de nuevos protocolos de pruebas de degradación aceleradas en laboratorio es fundamental para garantizar la fiabilidad de los módulos fotovoltaicos a lo largo del tiempo”.

El especialista abordó las condiciones climáticas particulares que tiene el Desierto de Atacama para las tecnologías fotovoltaicas, precisando que “como se muestra en nuestras mediciones, la dosis de radiación UV es hasta un 75% más alta por año en comparación con un banco de pruebas en Francia, por lo que, extrapolando estos números a una exposición de 25 años, tenemos un doble impacto de los rayos UV en los componentes de un panel fotovoltaico (como encapsulante), dañándolos potencialmente a través de la fotodegradación”.

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